Mientras estudiaba en la Universidad Estatal de Florida, Charlie Ward competía en dos deportes. En 1993, el joven mariscal de campo ganó el trofeo Heisman como mejor jugador de fútbol americano universitario del país, y también se destacó en el baloncesto.
Pablo había ido al templo para la ceremonia judía de purificación (Hechos 21:26), pero algunos agitadores que creían que estaba enseñando contra la ley buscaban matarlo (v. 31). Los soldados romanos aparecieron de inmediato y lo arrestaron, lo ataron y lo llevaron a la zona del templo, mientras la multitud gritaba: «¡Muera!» (v. 36).
Cuando uno piensa en la carrera de velocidad de 100 metros, quizá viene a la mente el actual poseedor del récord mundial, Usain Bolt. Pero no podemos olvidar a Julia «Huracán» Hawkins. En 2021, Julia cruzó la línea de llegada antes que todos los otros en los 100 metros en los Juegos para Veteranos de Luisiana. Su tiempo fue apenas 60 segundos más que los 9,85 de Bolt. ¡Pero ella tenía 105 años!
Mi esposa y yo recorremos cientos de kilómetros en bicicleta todos los años. Para mejorar la experiencia, agregamos algunos accesorios a las bicicletas. Sue tiene luces delanteras y traseras, odómetro y candado. Yo tengo un envase para botellas de agua. En realidad, podríamos recorrer nuestra ruta exitosamente todos los días y acumular todos esos kilómetros sin esos adicionales. Son útiles, pero opcionales.
«No perteneces a acá». Estas palabras aplastaron el corazón de una niña de ocho años, y el dolor permaneció en ella. Su familia había emigrado de una nación destruida por la guerra a un nuevo país, y su tarjeta de migraciones estaba sellada con la palabra extranjero. Ella sentía que no pertenecía a ese lugar.
Cuando mi nieta Eliana tenía apenas siete años, vio un video en la escuela de un orfanatorio en Guatemala, y le dijo a su mamá: «Tenemos que ir a ayudarlos». La mamá le respondió que pensarían en eso cuando fuera más grande.
Durante más de 130 años, la torre Eiffel ha sobresalido majestuosa en París; símbolo de esplendor y belleza arquitectónica. La ciudad la promueve orgullosamente como un elemento clave de su magnificencia.
En el club bíblico de una escuela donde mi esposa Sue colabora una vez por semana, les pidieron a los chicos que donaran dinero para ayudar a niños en Ucrania, arrasada por la guerra. Una semana después de que Sue le contara sobre el proyecto a nuestra nieta de once años, Maggie, llegó por correo un sobre de parte de ella. Contenía 3,45 dólares y una nota: «Esto es todo lo que tengo para los niños en Ucrania. Después enviaré más».
Mi amigo de la universidad, Bill Tobias, ha sido misionero en una isla del Pacífico durante años. Cuenta sobre un joven que dejó su pueblo natal en busca de fortuna, pero un amigo lo llevó a una iglesia donde oyó la buena noticia de Jesús y lo aceptó como su Salvador.
Mónica estaba luchando. Tenía amigos que eran creyentes en Jesús, y respetaba su manera de manejar las luchas de la vida. Incluso les tenía un poco de celos. Pero no creía que pudiera vivir como ellos; pensaba que tener fe en Cristo era seguir reglas. Por fin, una compañera de estudios la ayudó a ver que Dios no quería arruinar su vida, sino que deseaba lo mejor para ella en medio de sus vaivenes. Cuando entendió esto, estuvo dispuesta a aceptar a Jesús como su Salvador y abrazó la magnífica verdad del amor de Dios por ella.